Dispone el EBEP, como antes lo hizo la Ley 30/1984, que las Administraciones Públicas seleccionarán a su personal de acuerdo con los principios de igualdad, mérito y capacidad así como el de publicidad. Hablando de los principios de mérito y capacidad simplificamos cada uno diciendo que el primero (el de mérito) valora en el proceso selectivo todo aquello que no es una prueba competitiva (el examen) mientras que el segundo valora justo lo contrario de manera que podemos decir que la fase de oposición es cien por cien la del examen.

El problema está (y de ahí lo del timo) en que en la fase de concurso el peso decisivo y que a la postre resulta determinante es el TIEMPO TRABAJADO SIN ENTRAR A VALORAR COMO SE HA TRABAJADO DURANTE ESE TIEMPO Se valora el tiempo sin más, el mero transcurso del tiempo Esto supone que dados dos empleados publicos X e Y que entraron a trabajar en la misma categoría profesional en la misma fecha ambos van a tener el mismo número de puntos por este concepto Pero perfectamente puede suceder - y de hecho normalmente así ocurre - que mientras el empleado público X ha desempeñado encomiablemente las tareas propias de su puesto de trabajo el empleado Y ha hecho justo lo contrario. De este modo N años, meses o días de trabajo de calidad 10 se valoran igual N años, meses o días de trabajo de calidad 0. Cuando NO son lo mismo.